Rogelia Romero - Areguá

 


“En el mes de setiembre del 2008, acudí a una reunión en la Asociación de Artesanos Aregüeños [conocida también como la Triple A], entidad a la que pertenezco y en la que trabajo. El tema de la reunión era la feria navideña de ese año. Cuando habló el presidente, fue tajante: propuso a los socios participar con trabajos hechos a mano, trabajos creativos. Eso, en lugar de los productos (en su mayoría pesebres) creados con matrices … o sea, todos iguales. Así que nos instó a intentar algo original porque, según él, todos podíamos hacerlo. Yo salí decepcionada de la reunión porque el tiempo para la feria ya era corto. Pero no me di por vencida; tenía muchas ganas de participar. Entonces, tomé la arcilla y pensé en hacer algo auténtico, algo nuestro. Y, jugando, me salió la cara de un nativo: había creado una estatuilla que se parecía a un ayoreo. Volví a hacer otras y otras … y así, sumando, se armó el pesebrito. Le agregué el niñito y los animalitos: la tortuguita, la viborita y otros animalitos salvajes.

Es así que pude ir a la feria con mis propios productos. Los coloqué sobre la mesa toda decorada y esto llamó la atención de otros artesanos, que me rodearon para opinar sobre lo que veían. Luego llegó otro artesano quien, a gritos, dijo: “¡Vengan a ver esto! ¡Son muy feos! ¡Dan vergüenza! Y me pidió que bajara todo debajo de la mesa. Muchos me dijeron que no le hiciera caso, pero yo me sentí mal, bajé todo y coloqué sobre la mesa unas planteras y unos floreros.

El mantel era largo hasta el suelo y como había viento, volaba .. y así se seguían viendo los pesebres que estaban debajo de la mesa.

Por eso, cuando apareció un cliente extranjero, señaló abajo y dijo:

“Es lo que estaba buscando. Esto quiero.”

Le formé dos pesebres como él quería y me pagó más de lo que yo había pedido. Además, me pidió que los siguiera haciendo y me dijo que volvería al año siguiente. Eran solo cinco pesebres los que tenía y se vendieron todos en una semana. Como vio que mis obras tuvieron éxito, el artesano aquel que tanto había criticado mis pesebres … ¡me pidió disculpas!”

Rogelia Romero
Areguá, 2012





























"Despertó en mí un deseo de comenzar a crear"

Rogelia Romero nació en Villeta un 31 de agosto de 1948. Hizo sus estudios de primaria y secundaria en Areguá y un profesorado en Educación Física en la ciudad de Ypacaraí.

Rogelia dedicó gran parte de su vida a la docencia y al cuidado de su familia. Se jubiló y recién en el 2010 comenzó a tomar talleres y cursos de cerámica: 
  • Diseño artesanal con José Espinoza de Ecuador (2010); 
  • Diseños y técnicas de la cultura peruana con Cesar A. Júarez (2011); 
  • Técnicas de cerámica originaria del Paraguay con Carolina Noguera de Tobatí (2011); 
  • Oîhape tatati oî tata (Maneno y los secretos de sus antepasados) con Maneno Juárez de Perú (2013); 
  • Yby, tapyta ha kuruguay con Julia Isidrez de Itá (2015); 
  • Taller de verano con Amaru Juárez de Perú (2015), Cerámica sonora con Maneno Juárez de Perú (2015) y 
  • Pájaros sonoros con Maneno Juárez (2016). 
Rogelia comenta sobre sus inicios en el oficio: “Cuando creí que no podía participar en una feria importante porque debía presentar trabajos hechos a mano, despertó en mí un deseo de comenzar a crear y fui mejorando con los cursos de capacitación”.

El taller de Rogelia está en su casa, donde trabajaba en conjunto con su marido, el renombrado alfarero e investigador don Gilberto Hermosilla (†). Actualmente trabajan con ella sus hijas Liza Mariela Hermosilla (terminación de las obras) y María Melisa Hermosilla (disposición y catalogación).

La materia prima que utiliza proviene de Pirayú, es arcilla elaborada y el caolín para preparar algunos colores de engobe natural. Para la terminación, Rogelia cuenta: 
“Elaboro mis herramientas de madera, metal y plástico. Utilizo cuchillos, agujas, piedras de cuarzo, gubias, paletas de plástico y esponjas”. Las piedras las consigue de Perú y de Puesto Irala (Paraguay).

Rogelia dio talleres cortos de cerámica en varias escuelas de Areguá: En las escuelas Walter E. Insfrán, Gabriel Casaccia (2010) y Domingo Martínez de Irala (2011). También a turistas que llegan hasta su taller. 
Un alumno destacado es Fabio Villagra de Itauguá:“Empezó a tocar el barro hace 9 meses y sus obras son muy finas y las ha vendido a buen precio”.

Sobre sus ingresos Rogelia dice: “Si es poca la producción no se puede vivir de la cerámica, se debe mezclar con otra actividad porque las ventas no son continuas”. Hay que ampliar el mercado: “Se podría distribuir en otros locales los productos; de esta manera si aquí no se vende puede que se venda en otro”. Por otro lado, la inclemencia del tiempo es una gran dificultad para el trabajo del artesano. “Para no tener problemas se debe trabajar sin pausas para contar con mercadería siempre, pero, si las ventas bajan no se puede comprar las materias primas; el que trabaja a gran escala no tiene problemas”.

Participó en varias exposiciones: 
  • En la Feria Artesanal Internacional Ypacaraí (1997); 
  • en el Shopping Multiplaza (1998); 
  • en la Expoferia Nacional de la Artesanía Paraguaya en A.N.A.P.A.R (2000); 
  • en la Expoferia Artesanal y Cultural Areguá (2000); 
  • en la Expoferia Artesanal Areguá (2007) y 
  • en el CCDL participó, en conjunto con su marido, don Gilberto en la Inauguración (2010); 
  • en la exposición “Diseño y técnicas de la cerámica peruana” (2011); 
  • en la Tradicional Feria Navideña” como invitada especial (2012); 
  • en la exposición “Técnicas de cerámica originaria del Paraguay” (2012); 
  • en “Donde hay humo hay fuego” (2013); 
  • Tembipuru ha jeguakara” (2014) y "Itá-Areguá - Cerámica Utilitaria" en conjunto con la Fundación Princesa Diana (2012); 
  • Yby, tapyta ha kuruguay – Tierra, engobe rojo y semilla de Kuruguay” (2014); 
  • Taller de verano para todas las edades” (2015); 
  • Cerámica sonora” (2016); “Pájaros sonoros” (2016); 
  • 2da. Bienal Internacional de Arte - Los Alfareros de Areguá” (2017) y 
  • finalmente en el 2020 en la inauguración del nuevo espacio del CCDL “Tierra, Fuego, Agua: Pueblos ceramistas del Paraguay”. 
Sus pesebres están presentes todos los fines de año en las Ferias Navideñas del CCDL donde en el 2012 fue invitada especial, y en sucursales del Banco Itaú. Sus piezas forman parte de la Colección Permanente del CCDL.

Las instituciones que más han apoyado a Rogelia son la Asociación de Artesanos de Areguá, el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) y nuestro #CentroCulturaldelLago. Ambos ayudan con capacitaciones, exposiciones y promoción de sus productos.

Sobre el futuro de la alfarería en Areguá opina: “Si al joven le gusta, si es creativo y hace algo diferente y gusta a la gente, va salir adelante como alfarero. Pero, de estos hay muy pocos; hace falta incentivarles y en las instituciones educativas aquí en Areguá, deberían introducir la alfarería como materia”. Para ella, en la venta del producto se puede ganar el triple y por eso los jóvenes no eligen ganarse la vida en la alfarería. “El oficio depende mucho de una buena administración de la ganancia cuando hay ventas; es lo que más cuesta hacer. Es difícil ahorrar. Se trabaja poco, sin disciplina; los lunes ¡casi nadie trabaja! No se tiene un horario a cumplir. Las personas que se destacan han hecho cursos de administración y trabajan mucho”.

Rogelia estima que en su barrio hay cerca de 32 alfarerías y que todas las familias viven de esta actividad. En Areguá unas 450 familias aproximadamente están relacionadas con esta actividad.

Realiza la venta de su producción decorativa en nuestro #CentroCulturaldelLago y los utensilios utilitarios esmaltados en la Asociación de Artesanos de Areguá (A.A.A).
El número en Areguá para contactar con ella y adquirir su producción es: 0291 432955

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