Merarda Torres e Ysacio Rejala - Areguá




















 Merarda (doña Ñita) e Ysacio (don Beta) están unidos no solo en matrimonio, también por el oficio y la fabricación exclusiva de pesebres durante todo el año. Merarda nació el 8 de junio de 1958 e Ysacio el 21 de abril de 1953. Viven y trabajan en su casa en el barrio San Roque de Areguá.

Merarda nos cuenta que aprendió el oficio en su casa. “Mi madre, Natividad Ortega, es alfarera, con ella hacíamos planteras, alcancías”. Cuando se casó con Ysacio, él era tornero, y hacían planteras, pero no pudieron continuar en ese rubro, entonces empezaron a hacer pesebres, hace 45 años.

En su negocio trabajan ambos haciendo los dos un poco de todo. Les ayuda el hermano de Merarda, Julio Cesar Hermosilla, haciendo los moldes.

Sus materias primas son el caolín que traen de Itauguá, Ypacaraí y Pirayú; el barro negro lo traen de Tobatí: Ysacio nos comenta: “En Areguá había antes canteras, pero se privatizaron, se vendieron los terrenos y cerraron las canteras hace unos 30 años”.

Para la terminación de sus pesebres utilizan pinturas sintéticas, pinceles y querosén que consiguen en las ferreterías de Areguá.  

La venta de sus productos la hacen en su casa taller y todos los fines de año van a vender al Mercado 4 en Asunción, es casi una tradición familiar, pues la madre de Merarda, Natividad, tiene 80 años y sigue yendo a vender pesebres en el Mercado 4.  

Sus pesebres se venden también en la Expo Pesebre de Areguá desde hace aproximadamente 15 o 20 años.

Merarda e Ysacio no les enseñaron directamente a sus hijos a trabajar en la cerámica: “Eso no se enseña, se aprende mirando y haciendo”.

Ambos dicen estar satisfechos con sus ingresos; Aún así, para ellos hace falta más mercado.

Las mayores dificultades son conseguir el dinero suficiente para comprar los materiales, la competencia -que para vender baja los precios-, y cuando hace frío y llueve. Merarda agrega que el trabajo con el barro les afecta los huesos, a su edad tienen muchos dolores y la pintura le afecta los ojos.

Ninguna institución los ha ayudado.

Sobre el futuro de la alfarería, ambos dicen que dependerá de cada familia: “A los jóvenes no les atrae, quieren profesiones más interesantes”. Su hijo por ejemplo estudió informática y es profesor en la Universidad. Ysacio agrega: “Cuando éramos jóvenes había futuro, ahora no. Tampoco se va a terminar, pero va a disminuir”.

Calculan que en su barrio hay 20 alfarerías y que casi todas las familias viven de la alfarería. En Areguá, un 80% de las familias está relacionada con la alfarería.

Para terminar, nos dicen que hace falta que el gobierno les dé una ayuda.

Teléfonos de contacto para pedidos:

Teléfono:  +595 291 432 314

Celular: +595 985 526 337

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