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LIDIO RAMÓN MEZA
Podés comprar su producción en su casa: Humaita c/ Fray Luis Bolaños
o a través de revendedores que van a su alfarería a comprarle.
También podés comprarle un original al 0986 88 90 63
“La Alfarería necesita una infraestructura mínima para funcionar”
Lidio Meza nació el 3 de agosto de 1958 en la ciudad de Areguá. Actualmente vive y trabaja en el barrio Las Mercedes.
Don Lidio aprendió en su familia el oficio de alfarero, pues sus padres eran alfareros. Ellos le mostraron la técnica y también le enseñaron lo sacrificado del trabajo, así como la necesidad de implementar cosas nuevas.
En su alfarería don Lidio y Marcial Urbieta son los molderos, Narciso Irala es el encargado de quemar en el horno toda la producción y Evangelista de Meza, Rosalía Meza y María José Cespedes son las pintoras de las piezas de cerámica.
La materia prima de su oficio, don Lidio la tiene que comprar: El yeso para hacer los moldes, el barro, la materia prima principal (lo compra ya preparado), la leña para hornear, las pinturas sintéticas, pinceles y el querosén.
Su producción la vende en su casa y a través de revendedores quienes vienen a su alfarería a comprarle.
Hasta la fecha expuso sus piezas en varias oportunidades, en el CCDL, Areguá: en la exposición llamada “Tu Club favorito” en el año 2013 y en el año 2017 en la II Bienal Internacional de Arte. También expuso en PYPORÉ, el espacio del CCDL, en la Estación del ferrocarril central de Asunción en el año 2013.
En los años de trabajo les ha enseñado el oficio a unas 20 personas, incluyendo a sus hijos. Los alumnos más destacados han sido Lidio Ramón Meza, Rosalía Meza y Marcial Urbieta.
Con respecto a la situación económica don Lidio no se siente satisfecho con los ingresos que percibe luego de tanto trabajo. Para él, se precisa de más espacios donde mostrar sus productos y la falta de apoyo estatal o de otras instituciones dificulta la exposición de su producción, por consecuencia la venta y la valoración de su trabajo a nivel nacional e internacional. Para don Lidio esta situación pone en peligro la continuidad de las alfarerías, pues los jóvenes no ven este oficio una opción laboral, además, algunos padres ya no involucran a sus hijos en la profesión. Don Lidio cree que si hubiera más ayuda de parte del gobierno y de otras instituciones las cosas cambiarían y el trabajo del alfarero tendría más futuro y “no se quedaría en la nada”. ¡La alfarería necesita una infraestructura mínima para funcionar y para ello se precisa capital, si pudiéramos contar con ese capital podríamos salir adelante!
Para terminar Lidio nos cuenta que en su barrio existen aproximadamente unas 30 alfarerías que corresponden más o menos a unas 30 familias. Y estima que en Areguá unas 200 familias están involucradas en el ofició y dependen económicamente de la alfarería.
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