Cirila Cabrera nació en Areguá en el año 1961. Se introdujo
en el trabajo de la alfarería por iniciativa propia “con la ayuda de mi marido
Daniel Rolón Sosa” quien falleció recientemente. Vive y trabaja en el barrio
Las Mercedes, en la “Alfarería El Arroyo”. Su especialidad es la pintura y la
terminación las piezas: “Al salir
del horno, me quedo a cargo de la terminación de las piezas, lijando, pintando
y colocándolas los detalles”.
Actualmente trabajan en la alfarería tres de sus
hijos: Pedro Jacinto y Víctor Hugo como molderos y María Elizabeth como pintora.
Sus nietos también colaboran. Además trabajan en la alfarería Rosana Cabrera (su hermana, a quien
Cirila enseñó) como pintora y Bernardo Saucedo como moldero.
La materia prima que utilizan en la alfarería es el
caolín y la arcilla negra, la leña para quemar los objetos y para la
terminación pinturas, pinceles y kerosene. El caolín proviene de Tobatí, la
arcilla negra de Itauguá y los materiales para la terminación de la ferretería
Giuma.
Vende los productos solo en su domicilio.
Para poder mejorar la situación económica nos cuenta
doña Cirila: “Hace falta más materias primas para poder trabajar y más salida (más
venta) de productos. Las mayores dificultades son la falta de materias primas
para trabajar”. Nos comenta que no cuenta con “el apoyo de ninguna
institución”, sin embargo, en general, con relación a los ingresos dice: “Estoy
satisfecha, porque mantengo bien a mí, a mi familia y a mi hogar”.
Sobre el futuro de la alfarería, cree “que si es
constante es un muy buen trabajo. Siempre hay trabajo y siempre se venden los
productos”.
Calcula que en su barrio más de 50 familias viven de
la alfarería, y que en Areguá la mayoría de las personas están vinculadas con
la alfarería.
¡Para terminar, doña Cirila nos agradece: “Muchas
gracias al CCDL por darme la oportunidad de que me conozcan más!”
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