Carlitos Echeverría - Areguá









"Valorar este trabajo e ir renovándonos y reinventándonos como alfarerías"

Carlos Alcides Echeverría nació el 15 de octubre de 1994 en Areguá. Vive en el barrio Las Mercedes. Es miembro de la Asociación de Artesanos Aregüeños Loma Clavel. Tiene estudios terciarios en la UPAP. En sus trabajos se ve una gran influencia mejicana y su especialidad son las figuritas de Frida Khalo y piezas relacionadas con “el Día de los muertos”.

“Soy de una familia de artesanos, aprendí de mis padres Lourdes Cáceres y Alcides Echeverría y también de mis abuelos Leoncio Cáceres y Feliciano Echeverría. En el 2019 hice un curso de cerámica esmaltada con el profesor y ceramista Pedro Cristaldo en la Bioescuela Popular El Cántaro”.

Carlos trabaja en su domicilio, junto con cuatro miembros de su familia. Leo y Blas Echeverría son los molderos, Alcides Echeverría moldea, hace las terminaciones y quema. Lourdes Cáceres pinta y él aporta nuevas ideas y también pinta.

Las materias primas que utilizan son arcilla, leña y pinturas. La arcilla la consiguen de los productores locales. Para la terminación de sus productos utiliza pinturas artesanato, pintura al agua, pintura satinol, barniz y pinceles de cerda blanda que consiguen en ferreterías y librerías de la ciudad o en el Mercado 4 de Asunción.
Participó en Expo Pesebre Kuarave’e Mita Rupara Rekávo y en ferias domingueras en el Castillo Carlota Palmerola en Areguá. En Asunción en ferias organizadas en el castillo Pindú y en Pirayú en la Casa Naif Temiandú.

Las instituciones que más lo han apoyado son: Jakaira Expresión Alternativa y la Bioescuela el Cántaro. Estas instituciones le compran sus trabajos y también le dan la oportunidad de aprender y capacitarse aún más.

Carlos nos cuenta que no está satisfecho con sus ingresos y que inclusive, antes de la pandemia, apenas le alcanzaba para salvar el alquiler. “Entiendo, porque aún no se conoce mucho de lo que hago y el lugar en el que estaba situado mi local se encontraba algo escondido del acceso para los turistas. Necesito una mejor ubicación y más espacio de promoción o publicidad para conseguir clientes, tanto mayoristas como minoristas”.

La dificultad mayor en este momento de pandemia es el poco movimiento de la artesanía ya que no hay turistas. A fines de mayo Carlos tuvo que cerrar su local por falta de pago de 3 meses de alquiler.

Carlos pertenece a una nueva generación de artesanos y cree que los jóvenes no van a seguir trabajando en la alfarería “porque hay muchos artesanos alfareros que no valoran el trabajo que hacen y los jóvenes ven que es algo laborioso y que deja poca ganancia entonces están optando por trabajos más fáciles y rápidos. 

Además, es un arte poco fomentado en las escuelas, colegios y en la casa misma”. Según Carlos los jóvenes prefieren estudiar administración, enfermería, derecho, profesiones que “la sociedad sí considera como un buen trabajo y de rápida salida laboral”.

El futuro de la alfarería depende de su valoración, “de hacer valorar este trabajo e ir renovándonos y reinventándonos como alfarerías” concluye Carlos.
En Areguá, estima que entre el 70 y el 80 % de las familias viven de las alfarerías. Considera que casi todas las familias de su barrio viven de esta profesión y calcula que hay unas 50 alfarerías.

Antes de la pandemia, Carlos alquilaba un salón en la calle La Candelaria, que se caracteriza por estar llena de negocios de cerámica. 
También para la venta de sus productos, utiliza las redes sociales y vende en el CCDL desde el 2019.
Podés también comprar sus obras al 0972 672 360 o enviarle un mail al correo: creacarli@gmail.com

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