No recuerdo muy bien cómo fue que tomé contacto con Simeón Paredes, fue hace tantos años (principios de los 80). Pero, de alguna manera, llegué a su taller en las afueras de San Lorenzo, no demasiado lejos de la Policía Caminera que queda sobre la ruta.
Simeón se especializaba en escapes para autos y objetos utilitarios: palanganas, baldes etc. Si mal no recuerdo, su taller era también para autos. Aun así, se animó a aceptar mis primeros pedidos.
Los candelabros que le había pedido fueron en realidad inspirados en los que había visto en los cementerios de alrededor de Asunción y que también había encontrado en el Mercado 4. Estos candelabros eran realizados con materiales reciclados, principalmente con latas de leche Nido, y me parece que sus bases estaban hechas de latitas de picadillo o de paté. Le expliqué mi idea a Simeón ¡y la supo interpretar a la perfección! Fue así que me inicié en los candelabros que, durante varios años fuimos desarrollando con Mery Samaniego, sacando cada vez más modelos nuevos.
Con el tiempo, y por la gran habilidad de Simeón Paredes en interpretar mis diseños, me fui atreviendo a crear objetos más complicados y más grandes. Estos incluían marcos para espejos con la flora y fauna del Paraguay, pedestales para velas, ramas con pájaros, esferas, árboles de hojalata, etc. Tuve –y hasta ahora tengo–, muchos pedidos y, durante bastantes años, mis candelabros y espejos adornaron hogares, quinchos e inclusive la Heladería París sobre la calle Kubitschek. También viajaron a otros países a través de diplomáticos que cumplieron su misión en el Paraguay y que habían adquirido mis obras.
Actualmente, Simeón se ha mudado a otra zona de San Lorenzo. Sigue trabajando con objetos utilitarios y para autos, y periódicamente realiza adornos navideños con mi hija Clemi.
Son muy pocos los hojalateros en el Paraguay que elaboran trabajos artísticos. En el año 2013 falleció don Ruiz Díaz acá en Areguá quien también, según él, en algún tiempo había trabajado para mí con Simeón Paredes en San Lorenzo.
Ysanne Gayet
Areguá, enero 2014
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