
Hija de la recientemente desaparecida y conocida ceramista iteña, Juana Marta Rodas, Julia Isidrez sigue los pasos de su mamá, pero realizando piezas de gran tamaño. Reminiscente a seres (animales) mitológicos o extraterrestres, Julia crea piezas singulares… y por más que utiliza técnicas milenarias para realizarlas, la mayoría de sus creaciones poseen formas y líneas dignas de los mejores artistas contemporáneos. El año pasado, una pieza de Julia y otra de su mamá, doña Juana Marta, fueron elegidas para formar parte de Documenta; el conocido espacio de Arte Moderno, en Cassel, Alemania. Julia Isidrez tiene obra suya en importantes museos y en colecciones del mundo. Actualmente sus piezas forman parte de una exposición: Grandes potières du Paraguay, en la Galería Jasuka, Paris. En el año 2010, Julia realizo una exposición individual: Fuentes de Inspiración en el CCDL. En el año 2012 participó en la expo del CCDL organizada por la Fundación Princesa Diana: Itá-Areguá – Cerámica Utilitaria. Sus piezas –al igual de las de su mamá-, están en la colección del Museo del Barro.
Ysanne Gayet, 2013
Anteayer inauguré en Corrientes una exposición de obras de Julia Isidrez. Hice un largo recuento de su vida. Ella y su madre, Juana Marta Rodas, comenzaron a trabajar hace más de tres décadas en ese camino vecinal que une Itauguá con Itá. Cerámicas de gran porte, llenas de una potencia visual y de una fuerza expresiva extraordinaria.
El Museo del Barro inició su colección, entre otras, con obras de ellas, y están en exposición hace treinta años. En 1994, se les otorgó el Gran Premio de la Bienal Martel que se organizó en Asunción. Luego las presentamos al Premio Principe Claus de Holanda, que, por supuesto, ganaron.
En medio de los avatares de la vida, y la poca respuesta de nuestra gente, Julia quiso ir a trabajar a Buenos Aires, a lo que me opuse enérgicamente. La mejor artista paraguaya no iba a emplearse de cualquier cosa en esa ciudad. Fiel a mi consejo, ella siguió batallando y yo también.
Desde el almacén del CAC-Museo del Barro y con las exposiciones que realizamos de cerámica paraguaya la hemos privilegiado. Ahora en la muestra que se presentará en la Trienal de Arte de Santiago de Chile, se expondrá un conjunto importante que es patrimonio de este museo.
Al inaugurar la muestra de Julia Isidrez en el Museo de la Artesanía de Corrientes, quedé extasiado con lo que había adquirido esa ciudad. Un hotel, La Alondra, está totalmente decorado con las obras de Julia.
Julia, que no tenía país, nunca pensó que su país éramos nosotros.
Carlos Colombino
Areguá 2009
Han pasado ya muchos años –casi cuarenta para ser más precisa– desde que yo y mi pequeño Citroen amarillo nos aventuramos por un rojísimo caminito de tierra hacia la Compañía Caaguazú de Itá –la ahora ruta asfaltada entre Itá e Itauguá– en búsqueda de peculiares tesoros de barro. Entre las desordenadas plantas silvestres que colgaban desde los altos costados del camino, estaban dispuestos para la venta lo que parecían ser pequeños seres extraterrestres! Ciertamente, creía yo, lo que había sido fuente de inspiración para sus creadores no podía haber sido nada de este mundo. No conocía el nombre de las artesanas que los hacían, yo simplemente compraba las insólitas piezas y las llevaba de vuelta conmigo a San Lorenzo. Años más tarde, Julia Isidrez me contaría que quienes probablemente hicieron tan curiosos objetos eran dos artesanas: Victorina y Luisa; ambas amigas de su mamá, Doña Juana Marta Rodas. “Cuando iban caminando juntas al mercado de Itá, intercambiaron ideas, iban comentando entre ellas. Trataban de encontrar algo que les daría dinero, por eso hicieron las cosas que hicieron”.
En verdad, las pequeñas creaciones de doña Juana Marta Rodas –de ochenta y cuatro años– son muy especiales, y es imposible no imaginar que jugaron un rol preponderante en la formación de una de las más grandes artistas del Paraguay: Julia Isidrez, su hija.
Julia tiene un talento envidiable y una creatividad sin límites. Desde los pequeños “extraterrestres” de doña Victorina y doña Luisa, y por supuesto de su propia madre, Julia fue inventando sus propios seres; seres que frecuentemente son de gran volumen, piezas de museo. Comprender y compartir –aun cuando fuera un poquito– la extraña fuerza que empuja a esta gran artista a crear tan extraordinarios y maravillosos objetos de arte sería quizás demasiado pedir, pero sí podemos decir que reconocemos la suerte de poder ver y apreciar sus creaciones en las exposiciones realizadas periódicamente en las galerías de arte y museos del país. Acá en Paraguay es un privilegio tenerla a Julia entre nosotros.
Ysanne Gayet, Areguá 2010
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