Lucy Spinzi - Areguá


Entrevista a Lucy Spinzi
(Por Ysanne Gayet, 15 de enero de 2009)
Ysanne: ¿Cómo inició la cerámica?
Lucy: Bueno, allá por los años, Dios mío, por los años, supongo que 70 en adelante, tuvimos que venir a Aregua, mi marido y familia, exiliados económicos, porque como quedamos arruinados económicamente. Entonces solamente quedaba esta vieja casa como posesión nuestra. Así que yo preparé mis maletas y estaba esperando la última hija nuestra, embarazada de 6 o 7 meses aproximadamente pues yo dije “Bueno, yo me voy, y que me sigan los buenos”. Nadie quería seguirme, todo el mundo quería seguir en la city, pero yo decidí venir y quedarme en sitio propio a pesar de los... de las ofertas de mi suegra que pretendió alquilarnos una casa para que permaneciéramos en Asunción. Pues, yo me vine y me fueron siguiendo lo demás miembros de la familia y nos encontramos, o por lo menos yo me percaté de que Aregua tenía grandísimas posibilidades, en primer término por ser una aldea, perdón, una comarca, una ciudad antigua, con historia, una ciudad balnearia de antaño, entonces... este..., eso me... me estimuló muchísimo, ahí comencé a descubrir que también tenía enorme potencial en el aspecto artesanal, porque conecté con Ricardo Pérez, que hasta hoy vive, será, presumo, mi contemporáneo, y él estaba con aquello del torno. Creo que sigue hasta el día de hoy fabricando tiestos, jarrones. Me di cuenta que habían muchos torneros en el pueblo, con su fabricación de tiestos, jarrones, y también en lo de von Schmeling utilizaban el sistema de moldes para calcar, digamos, para usar un término más o menos ilustrativo, para calcar las figurillas de bazar que se vendían en el centro de la ciudad: muñequitos, topoyiyos, qué sé cuánto. Me di cuenta que había, para mí al menos, una enorme posibilidad de entretener, no mis ocios sino mis penas porque habíamos venido, perdonen, con una atrás y otra adelante, y con un montón de hijos también, ¿no? Entonces empezamos a observar, Orlando y yo. Orlando se fijó en los moldes, ´como se confeccionaban los moldes, y yo me puse a empezar y a enforcar el aspecto del modelado, es decir, darle forma a la arcilla. Y así, con estas tornetas que tengo ante mí, empecé a colocar los bollos de arcilla y a probar darle forma. Y ya había practicado eso en mi infancia, con mi madre con papel maché, con papel diario que se rompía, se dejaba en remojo, se deshacía, luego se exprimía y luego se mezclaba con un poco de harina y no sé que otro elemento químico para que no se picara. Yo ya había dado forma al papel maché en mi infancia, haciendo frutitas para mis muñecas, así que acá me encontré con un enorme panorama para mi divertimento particular. Comencé a desarrollar eso y aquí estoy, ya con 76 años encima y todavía distrayéndome con esto a pesar de mi poca vista. Y es todo lo que puedo decir.

Y.: ¿Vos, Lucy, sos famosa especialmente por cuál de tus trabajos?
L.: Mirá, realmente, la casualidad o la causalidad quiso que alguna vez en mi juventud viajara con mi marido a Buenos Aires, por motivo de salud, y nos albergamos en un hotel frente al cual existía una santería, es decir, venta de de santos, estampas religiosas. Y en ese tiempo se habían puesto de moda las estampitas famosas de primera comunión y demás con un estilo nuevo, porque anteriormente era el estilo clásico. Y un pintor catalán, de apellido Ferandis, puesto de moda las imágenes niñas, pues yo apliqué eso en algún momento de nuestra historia de artesanos y empecé a modelar un pesebre, primeramente tres piezas, luego fui aumentando, hasta que llegamos a tener la colección de 12 piezas, creo que son... (tos), perdón, es el cigarrillo, hasta completar nuestra colección de pesebre y el niño con ropa folclórica de 12 piezas. A pesar de los años transcurridos, y sin haber hecho jamás promoción, porque nunca tuvimos la oportunidad, las ganas ni el tiempo, ni a la vez los medios para hacerla, este sigue siendo el momento en que tres meses antes de fin de año, Orlando tiene que poner manos a la obra, empezar a reproducir esos moldes y seguimos vendiendo ese mismo pesebre pero cada fin de año, y casi diría en aumento, por más que ahora tenemos la crisis encima.

Y.: Y, además de eso hacen la figura de las paraguayas, ¿verdad?, de las vendedoras, el fotógrafo, la almacenera, también son conocidos.

PermanentMuseumAugust2007-150 "El Fotógrafo" - Lucy Spinzi. Colección del CCDL
PermanentMuseumAugust2007-089 "La almacenera" modelado: Lucy Spinzi, molde y pintura: Orlando Spinzi. - San Miguel, Aregua - Agosto 2007 - Colección CCDL

L.: Tenemos una gama enorme, esa es la verdad. Ya creo que no vamos a poder a nuestra edad –bueno, Orlando es joven todavía pero está muy mal usado- a pesar de todo creo que ya no vamos a poder reproducir cuanto molde tenemos, porque tenemos escenas aldeanas o nativas, pero... a montones. Yo perdí la cuenta, ¿verdad?: el macatero, el almacenero, la chopera, la mujer que lava la ropa. En materia de varones creo que tengo menos, porque esta es una cultura en la que creo predominamos nosotras, las mujeres, porque somos el sexo fuerte, digan lo que digan. Y bueno, hay una variedad tan grande, tan grande que la verdad no, no puedo hacer memoria en este momento pero tenemos todos estos moldes que nos rodean pues son, la... la posibilidad de lo que fui modelando a través de las décadas.


Y.: ¿Cuántos de sus hijos siguen esta profesión tuya?
L.: Prácticamente uno sólo; aparte de Orlando que es un hijo alquilado, prestado, postizo, compartido, aparte de Orlando, Guillermo que firma Grillo.
Y.: Exactamente.
L.: Claro que él tiene su estilo propio, nada que ver con lo que nosotros hacemos.
Y.: Otra pregunta, ¿de dónde ustedes sacan la arcilla para hacer el trabajo?
L.: Mirá, hace mucho tiempo, tuvimos acá en la casa, tuvimos una pileta donde se procesaba la arcilla, donde los hijos, los varones que teníamos en la casa procesaban la arcilla. Pero luego, las esposas nos los fueron robando, nos quedamos sin mano de obra. Entonces Orlando compra arcilla. Hay muchísimos artesanos que la venden.
Y.: ¿De dónde ellos sacan la arcilla?
L.: Y la verdad es que creo que tienen varias, em... cómo se podría decir, varios sitios, varias fuentes. Porque sabés que nuestra arcilla, según el uso que se le dé, está compuesta por dos tipos. Lo que le llamamos en nuestro idioma vernáculo ñai’ũ, que quiere decir barro negro, que es el barro de cerca del lago, del, de la descomposición de las hojas, y es un barro más plástico. Y el Tobatí, que le llaman, vendría a ser la arcilla que tiene mucho compuesto de caolín; es una mezcla que se hace, según para el torno. Para el modelado se usa la mezcla. Yo, por lo menos, uso con una parte de ñai’ũ, o sea de barro plástico, bien plástico, para piezas únicas; ahora para las de molde, más componente de caolín, o de Tobatí, como le llamamos acá.
Y.: Yo, cuando vivía acá cerca de tu casa, solía ver los bueyes, las carretas de bueyes pasando frente a la casa llenas de barro. No sé de dónde venía eso, si de Isla Valle o de dónde venía.
L.: No te puedo localizar geográficamente eso, Ysanne, pero sé que de varios puntos de la zona vienen las... este... los contingentes de arcilla. Ahora, francamente nunca supe y tampoco ahora sé.
Y.: ¿Podés decirme si en este momento es rentable la artesanía que ustedes hacen, el arte que hacen en este taller? ¿O hasta cuándo les era rentable, o por qué no es rentable o por qué sí es rentable?
L.: Bueno, es sabido que está la crisis financiera mundial; no es ninguna novedad en este momento. No quiero mencionar los negocios rentables porque sería ofensivo; son negocios de mala reputación. Así que este humilde negocio de artesanos se volvió muy poco rentable, prácticamente es una artesanía de sobrevivencia pero hubo un tiempo en que... no sé precisar las fechas pero a partir de los años 70 en adelante que tuvo mucho auge, lo que veníamos, veníamos produciendo acá en Aregua, al punto que cuando nosotros llegamos recién no se veían expuestas en las calles de Aregua las piezas de artesanía que hoy tenemos ahora. Hay un contraste monumental en la... entre el pasado, cuando vinimos y ahora. Ahora las calles están llenas de productos artesanales. Ese ha sido un cambio rotundo; recuerdo que cuando recién vinimos y empezamos a decorar cacharros ya modela... em... torneados, quemados, comprábamos los cacharros sin decorar y los pintábamos. Los pintábamos con guardas artificiosas, incas, aztecas, egipcias, de cualquier estilo. Y recuerdo que allá, allá en la loma, como decimos nosotros, comenzábamos a exponer, en frente, en la vereda, empezamos a exponer nuestra “producción”, entre comillas, y vino una vez el párroco –yo no sé si vos lo conociste al padre Mario, de otra hist... de otro tiempo– y se acercó, muy amablemente, y me dijo, “Señora, no expongan sus trabajos al público porque les van a copiar”. Entonces le dije yo, “Pero eso es bueno, padre”. Le dije, “Ojalá nos copiáramos unos a otros y así nos enriqueceríamos todos”. Pues, fue una pequeña profecía y así estamos ahora.
Y.: Es un problema acá en Areguá. Un artesano saca una cosa que se pone exitosa una semana, y 15 días después ya todo el mundo hace lo mismo. Qué se puede hacer...
L.: A mi me parece muy bien. Así como soy partidaria de las mezclas raciales, así soy partidaria de las mezclas intelectuales, artesanales, etc. Bueno, es mi enfoque.
Y.: Está bien. ¿Hay otra cosa que te gustaría decir vos, en particular?
L.: Mirá, hay tantas cosas que tengo que decir que ni me preguntes.
Y.: Yo sé que vos sos llamadora de las radios, em...
L.: 1000.200, 9.70, ahora ingresé a Ñandutí también.
Y.: Ñandutí. Te suelo escuchar por radio con tus opiniones políticas. ¿Vos siempre fuiste una persona muy política?
L.: No, yo no soy una persona política. Yo soy una persona bien doméstica, madre de familia, pero por favor, de larga práctica. No, lo que pasa es que yo me crié en el exilio, con la revolución del ‘47. Mi padre sí era un hombre que había ocupado, antes de 1940, eh... cargos como diputado, fue director, incluso “La Tribuna” de tres periódicos. Era un hombre público, en el sentido decente del término, ¿no? Y yo me rodeé en el exilio, ya en mi primera infancia de personajes. Como he sido hija única, siempre estaba apegada mi padre, curiosa, rodeada de personajes que estaban siempre comentando lo que sucedía en el mundo, en la zona, en el país, y me quedaba fascinada y a partir de ahí. Por eso yo hablo, frecuentemente, quizás, por boca de ganso; hablo, no solamente de lo que leí, que leí todo lo que pude desde los 6 años de edad, desde luego, pero no solamente de lo que leí pero de lo que escuché de mis mayores desde mi primera infancia en adelante, hasta el día de hoy.
Y.: Lucy, vos también sos escritora, ¿cuántos libros escribiste, publicaste ya?
L.: Bueno, está para ser publicado el cuarto ya, pero tengo material para hacer una fogata. El único que conoce mi material “literario”, entre comillas, es Orlando. Que es realmente mi heredero. Compartimos hasta el día de hoy lectura, eh... creencias, compartimos la artesanía, compartimos música, y hasta se está contagiando del buen humor de mi marido, porque mi marido es un hombre de excelente humor y de excelente sentido musical. Y compartimos, entonces, yo solamente tendría que en febrero, teóricamente tener publicado mi cuarto librejo; no son libros, librejos, porque yo no soy escritora, yo soy escribidora. Yo necesito emocionalmente expresarme en casa y fuera de casa, pero tengo material de teatro, de ensayo, de cuento, de novela que ahí está durmiendo el sueño de los justos en mi biblioteca.
Y.: ¿Y... tu columna en el diario?
L.: Y me... me chutaron, como decimos nosotros. Alguna vez tuve la oportunidad y bueno... no fui popular, no soy popular, no voy a ser popular.
Y.: Bueno, vamos a volver a Aregua, ¿cómo era Aregua cuando vos recién viniste, en qué año fue, a vivir acá, y ahora?
L.: Aregua en primer lugar conservaba casa, por ejemplo, la que fue de Cecilio Báez, y ahora ya es una pura ruina. Aregua no tenía luz eléctrica; cuando vinimos andábamos a faroles y velas. Aregua tenía un movimiento de gente, de gente que se conocía, que se visitaba, en las noches andábamos con linternas para estar reunidos los unos con los otros. Y Aregua en el día no tenía el movimiento que hoy tiene, por supuesto. Hoy Aregua ya está repleta, una aldea, una población repleta de gente que va y viene. Era una población tranquila, se podía soñar, se podía... en fin, estar más cómoda, por lo menos desde mi enfoque, de mi edad provecta; para los jóvenes seguramente hubiera/sería, supongo, aburridísima.
Y.: Greta, tu vecina, acá, Greta Stampf me suele contar cómo eran los viajes en tren, porque así solamente se iba a Asunción a hacer las compras antes.
L.: Yo ya no conocí eso, Ysanne, porque yo vine... realmente, antes de 1970 habíamos comprado la casa en un momento de ilusoria bonanza financiera que se esfumó y compramos esta casa. Cuando yo conocí Aregua me enamoré, y yo vine a vivir ya a partir de los ‘70 en que la decadencia era plena. Antes, antes, cuando la época de Greta Stampf, sí el tren era una maravilla, pero era el tren inglés, ahora es un tren paraguayo, la diferencia es enorme.
Y.: Orlando...
L.: Vos vas a hablar. Yo te digo en voz alta lo que te preguntan y vos contestás.
Y.: ¿Va a hablar?
L.: Sí...
Y.: Bueno, se tiene que sentar o algo porque está un poco alto.
Y.: ¿Por qué no conversan un poco entre ustedes dos?
L.: ¿Qué te puedo decir?
Y.: Decí lo que están planeando hacer en estos próximos días.
L.: Orlando, en estos próximos días tenés un montón de deudas. Cobraste por adelantado, ¿verdad? Eh...adelantados varios pedidos que tenés que cumplir en este mes de enero, ¿verdad?
Orlando: Sí.
L.: Además de eso tenés que ayudarme a exhumación de los documentos, fotografías, despojos del pasado que tenemos en un sitio de la casa, en arcones viejos, son recuerdos del pasado... y vos, mi pobre hijo, sos niko el... perdoname que use el término folclórico, sos mi víctima. El pobrecito está atado a una historia antigua.
O.: Lo que pasa es que me das lástima.
L.: Gracias.
O. y L.: (Risas)
L.: Vos también a mí. Es recíproco.
Y.: Pero él realmente es tu mano derecha, en todo lo que se trata de cerámica...
O.: No, ahora la izquierda también.
L.: Ahora también la izquierda dice.
Y.: Tu mano derecha e izquierda.
L.: ¿En todo lo que se trate de qué?
Y.: De cerámica.
L.: No solamente de cerámica, también de literatura. Ayer escribí, ayer terminé de escribir la historia, en un cuento corto, ¿vos conociste al polaco... vos los conociste al polaco y a la polaca?
Y.: He escuchado hablar de ellos.
L.: Bueno, ayer mediante el concurso de este hijo postizo, robado, compartido que, que supervisa lo que escribo al correr de la computadora. Antes de ayer comencé la historia porque tenía en la mollera que tenía que sacar eso; escribí la historia en 5 páginas de estos dos personajes que cuando llegamos a Aregua resultaron ser mi primer impacto emocional y ahí cuento la historia. Se titula Maximiliano. Me contaron... me contó una de mis nueras que hace pocos meses murió Maximiliano. Y ahí cuento la historia de la polaca y el polaco. ¿Quién es mi lector? ¿Mi crítico? Me dice, “Te falta el remate, está terminado muy abruptamente el relato”. ¿Quién? Este señor.
L.: Si yo no me hubiera casado con quien me casé, en este momento no estaríamos conversando, yo estaría o en el Buen Pastor, o en el manicomio, o bajo tierra. Porque mi marido...
O.: O viuda también. Porque muchos de tus candidatos se murieron ya.
Lucy01
L.: Cierto... es cierto; el último sobrevive. Mirá, él aportó en mi vida dos cosas fundamentales. Yo tengo sangre gallega, melancólica, y él aportó la risa y el buen humor, y él aportó la música. Son dos elementos sin los que yo no podría sobrevivir, Ysanne. Así que yo no creo en las casualidades sino en las causalidades. Yo he sido una mujer afortunada, entre lágrimas, porque soy llorona. Gracias, eso es todo.

Las últimas piezas
En los últimos años de su vida, Lucy Spinzi perdía paulatinamente la vista. Sin poder realizar las piezas detalladas por las cuales todos la conocíamos, optó por sintetizar sus creaciones, logrando unas piezas con buen movimiento, dramáticas y conmovedoras que reflejaban la angustia y el estado de ánimo de la artista...que sabía que no tardaría en llegar el día cuando, no podría ver... para seguir creando....

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